20 de abril de 2010

Reflexiones pendientes


Tras leer este artículo en el blog de Adi he recordado algo que quería escribir hace tiempo y se había quedado en el aire. El artículo explica a nivel general como la sociedad piensa que tenemos a los niños educados en casa en una burbuja al margen del mundo y que deben acostumbrarse a todo lo antes posible porque el mundo es así, la vida es dura y hay que aceptarla.
Este párrafo es el que me ha hecho recordar:
"...Es curioso que en general los niños de ahora vean tanta violencia en películas, teleseries, noticias de T.V., periódicos y juegos de ordenador o en competiciones de deportes y concursos, o morbo de programas y revistas del corazón... y sin embargo se les suela apartar de los entierros, atención a enfermos o de los partos de sus propias madres por considerarlas experiencias no aptas para niños..."
Artículo publicado en Boletín Crecer Sin Escuela número 13, junio 2003
Ya va hacer un año que murió el abuelo de Ariam, en aquel momento tenía 3 años. Como dice el artículo se da por sentado que los entierros no son aptos para niños y aún menos tan pequeños. Se me pasó por la cabeza llevar a Ariam a aquella ceremonia que, a pesar de resultar dolorosa, era parte de un momento de la vida familiar, pero aquella idea me duró en la cabeza 10 minutos y actué como se supone que se debe hacer. A medida que pasaban las semanas Ariam hacia miles de preguntas sobre la muerte, algunas increíbles. Coincidió que poco después visitamos un castillo que tenía un pequeño cementerio que dio lugar a muchas preguntas. Entre otras cosas le expliqué en que consistía un funeral. Después de muchas preguntas y muchas respuestas me preguntó indignado que porque el no había podido ir al entierro de su abuelo a despedirse de el y a mi, en un ataque de inteligencia, solo se me ocurrió decirle que no dejaban entrar a niños. Aún más enfadado me preguntó que quien decía que no se podía, que el quería ir y no le habían dejado, que esas personas que decían que no se podía eran malos porque no le habían dejado decir adiós a su abuelo. Aquellas conversiones me llegaron al alma. Con solo 3 años tenía clarísimas tantas cosas! Aún, tras casi un año, hace preguntas de vez en cuando sobre el tema. Espero que falte mucho mucho tiempo para que tenga que despedirse de alguien en un funeral, pero desde luego, cuando llegue el momento, el estará allí con nosotros, porque eso si que forma parte de la realidad de su mundo, y por supuesto, durante un tiempo, continuará viviendo en la burbuja que le corresponde, la que amortigue el máximo posible la presión social a la que están sometidos los niños en su primera infancia.

2 comentarios:

Sabrina on 20 de abril de 2010, 2:13 dijo...

Me ha gustado mucho.

Dejo yo también una reflexión: los niños que estan en la escuela estan todos juntos en una gran burbuja, separados de los adultos; la vida no es eso, en la vida estamos todos mezclados (menos los niños, claro -pero debemos empezar a mezclarlos ya-).

Un abrazo y gracias por tus reflexiones.

Sandra on 20 de abril de 2010, 11:17 dijo...

Gracias Sabriana, tienes toda la razón. En la mayoría de escuelas incluso separan a los niños por edades en el patio. Yo recuerdo que no me dejaban ir a ver a mi hermana a la hora del recreo. Su patio y el mio estaba separado por una barandilla y no me dejaban ni apoyarme en la barandilla para darle un beso o hablar con ella. No conocía tu blog! Ya me he hecho seguidora seguro que compartes cosas interesantes. UN saludo.

 

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